ABRACADABRA
Planté una birome
creció una palabra
floreció la tarde
¡abracadabra!
La regué con agua
de mi regadera
desbordaba tinta
como enredadera.
Fue un día de otoño
que se deshojó
un abracadabra
de este corazón.
Y empecé de nuevo
con la lapicera
a escarbar la tierra
de mi primavera.
creció una palabra
floreció la tarde
¡abracadabra!
La regué con agua
de mi regadera
desbordaba tinta
como enredadera.
Fue un día de otoño
que se deshojó
un abracadabra
de este corazón.
Y empecé de nuevo
con la lapicera
a escarbar la tierra
de mi primavera.
PALABRAS PARA REGALAR
Te regalo una palabra
con cinta y moño
de estas que se desatan
cualquier otoño.
Una palabra blanda
con piel de espuma
para soplarle al viento
y llenar la luna.
Luna de una palabra
que, soñadora,
vive cuando se duerme
y muere con la aurora.
Te regalo una palabra
sin decir nada
porque la traigo escrita
en tu mirada.
Una palabra enorme
con nuez y ruido
de las que no se pierden
cuando se han ido.
Te la regalo ahora
porque es urgente
que te des vuelta y veas
que estoy enfrente.
Te regalo una palabra
con cinta y moño
de estas que se desatan
cualquier otoño.
Una palabra blanda
con piel de espuma
para soplarle al viento
y llenar la luna.
Luna de una palabra
que, soñadora,
vive cuando se duerme
y muere con la aurora.
Te regalo una palabra
sin decir nada
porque la traigo escrita
en tu mirada.
Una palabra enorme
con nuez y ruido
de las que no se pierden
cuando se han ido.
Te la regalo ahora
porque es urgente
que te des vuelta y veas
que estoy enfrente.
CONTAME UN CUENTO
Contame un cuento de hadas
para soñar esta noche
letras doradas.
Contame un cuento liviano
para que duerma esta noche
bajo mi mano.
Contame un cuento que flote
sobre mi almohada
porque detrás del silencio
no escucho nada.
Contámelo poco a poco
muy despacito
que cuando cierro los ojos
lo necesito.
Contame un cuento de hadas
para soñar esta noche
letras doradas.
Contame un cuento liviano
para que duerma esta noche
bajo mi mano.
Contame un cuento que flote
sobre mi almohada
porque detrás del silencio
no escucho nada.
Contámelo poco a poco
muy despacito
que cuando cierro los ojos
lo necesito.
PÁJAROS EN LA CABEZA
La historia que aquí se cuenta
le aconteció a una princesa
que tenía pajaritos
trinándole en la cabeza.
Los pajaritos le hablaban
de las delicias de andar
volando sobre los ríos,
sobre los campos y el mar.
(La princesa suspiraba
y volvía a suspirar.)
El papá de la muchacha
era el rey de Mala Gana,
se apoltronaba en su trono
a mirar por la ventana.
Le apretaba la corona
lo aburría la batalla:
él quería hacer castillos
con arena de la playa.
(Mi reino, pensaba el rey,
lo cambio por una malla.)
La reina madre vivía
contándole a los espejos
que soñaba irse en un barco
y llegar lejos… muy lejos.
La cosa es que la realeza
en realidad se aburría
cada cual con su tristeza
planificaba su huida.
Hasta la vez que ocurrió
el milagro de un carruaje
que se detuvo en el palacio
para emprender largo viaje.
El carruaje era carroza
con seis caballos alados
con hélice en el techo
y ruedas a los costados.
Los reyes y la princesa
emprendieron aquel día
el viaje que se llevó
por siempre a la monarquía.
SILVIA SCHUJER
La historia que aquí se cuenta
le aconteció a una princesa
que tenía pajaritos
trinándole en la cabeza.
Los pajaritos le hablaban
de las delicias de andar
volando sobre los ríos,
sobre los campos y el mar.
(La princesa suspiraba
y volvía a suspirar.)
El papá de la muchacha
era el rey de Mala Gana,
se apoltronaba en su trono
a mirar por la ventana.
Le apretaba la corona
lo aburría la batalla:
él quería hacer castillos
con arena de la playa.
(Mi reino, pensaba el rey,
lo cambio por una malla.)
La reina madre vivía
contándole a los espejos
que soñaba irse en un barco
y llegar lejos… muy lejos.
La cosa es que la realeza
en realidad se aburría
cada cual con su tristeza
planificaba su huida.
Hasta la vez que ocurrió
el milagro de un carruaje
que se detuvo en el palacio
para emprender largo viaje.
El carruaje era carroza
con seis caballos alados
con hélice en el techo
y ruedas a los costados.
Los reyes y la princesa
emprendieron aquel día
el viaje que se llevó
por siempre a la monarquía.
SILVIA SCHUJER
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